Hace algunas horas atrás pasé el susto de mi vida. A las 3 y algo de la mañana (despues de haber dormido profundamente menos de media hora), mi mamá me despertó como pudo porque sintió un fuerte dolor de cabeza, pero no era de esos que uno sabe que si toma un analgésico se va a pasar...era más atroz. Le tomé la presión media dormida y cuando vi que la tenia por las nubes (y eso que mi mama es de presión baja) se me espantó todo el sueño por unos segundos....exprimi unos limones con los ojos medios cerrados para ver si ayudaban en algo a bajarla, pero fue inútil.
Acto seguido, vestirme con lo primero que pillé y partir a la Asistencia Pública, más conocida como "La Posta". Entramos, le tomaron otra vez la presión, pero esta vez ya no era estratosférica. Le dieron una pastilla de esas que se ponen bajo la lengua y ahi nos quedamos. Gracias al cielo mi mamá es funcionaria y todos la conocen, porque aún así estuvimos desde 1/4 pa las 4 de la mañana hasta las 5 y media para que fuera a verla una doctora (que me cae mal normalmente y que a esa hora me caía aun peor) que le tomó la presion otra vez y nos mandó pa la casa.......por su puesto mi expresión fue "¬¬" . Estaba emputecida porque a penas la pescó y eso que se conocían. Sé que uno reacciona mal cuando lo que está en juego es lo más preciado e importante del mundo para uno y no le ddan la atención que merece, además estaba cayendome de sueño, pero no podia guatiar porque no podia perder de vista a mi mamá. Igual estoy feliz porque a las 6 de la mañana mi mama ya estaba mejor, ya nos ibamos a la casa sanas, salvas y con feroz cuenta de hospital (adios aguinaldo) . Me da mucha rabia pensar que esas cosas pasan todos los días y a cada rato, no es por creer que mi mamás es la más bakán del mundo, pero creo que en el mundo en que vivimos y sobre todo en los centros de salud urge personal con espíritu de servicio, como el que tiene mi mamá, porque llega a sacrificar su tiempo libre para que los pacientes que ingresan todos los días al hospital tengan la atención y diagnóstico lo más rápido posible.
Ahora que estoy tranquila, tomandome un tazón con té, casi me muero de sólo pensar que lo que le paso podría haber sido peor. De hecho, el único regalo que de verdad me encantaría que existiera para navidad es algo que me asegure a mi mamá eternamente.
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